Las fiestas de día de muertos y noche de brujas al fin terminaron. De sábado a sábado estuve en 5 fiestas diferentes, todas con el pretexto del halloween. Tres de ellas supuestamente eran de disfraces, sin embargo sólo en una de ellas la mayoría de la gente estaba disfrazada. O sea, ya se que me encanta hacer el ridículo una vez al año (hay quien dice que todos los días) pero es divertido caracterizarse, reírte de los demás y de ti mismo y en general pasarla bien, pero hay quienes son muy aguados y no les late la idea. En fin, no los puedes obligar, pero aun así las fiestas desquitaron. También he de reconocer que por exceso de trabajo y falta de tiempo no pude entrarle de lleno a otras tradiciones, en mi casa no puse ni un papelito para la ofrenda, no pude ir al panteón, y no acompañé a los chamacos a pedir calaverita. Tan chidas que son las costumbres y tradiciones mexicanas. Al final, con tanta chamba y pachanga mezcladas, no fue un día sino una semana de muertos. Por cierto, me acabo de dar cuenta que ya se va a acabar el año...
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