lunes, 4 de septiembre de 2006

Ojo vigilante

Otra vez atacó el insomnio como colofón de un fin de semana difícil. Por un momento pensé que se debía a la lucha con mis demonios, o quizás a la distancia que me separaba de mi playa, o por la indiferencia del nido, pero al final supe que era un presagio, una alerta que ahora me tiene consternado y preocupado. Ojalá me hubiera podido embriagar ayer en California. ¡Salud por el amor que no muere, el que enloquece!.