Otra vez atacó el insomnio como colofón de un fin de semana difícil. Por un momento pensé que se debía a la lucha con mis demonios, o quizás a la distancia que me separaba de mi playa, o por la indiferencia del nido, pero al final supe que era un presagio, una alerta que ahora me tiene consternado y preocupado. Ojalá me hubiera podido embriagar ayer en California. ¡Salud por el amor que no muere, el que enloquece!.
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1 comentario:
Que hongo Samo, te mando una "a la roro nene" =D
En serio te juyiste a las Californias?
Con el Angel?
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